domingo, 29 de diciembre de 2013

Características del teatro isabelino

                    Isabel I de Inglaterra (nacida en 1533, Reina en 1558, murió en 1603), durante su reinado se impulsó enfáticamente el teatro y es en su honor que se le ha denominado "teatro isabelino"
             
               William Shakespeare (1564-1616), no sólo es uno de los autores más conocidos del teatro isabelino sino que es considerado uno de los autores más importantes en la historia de la humanidad.

     

   Se entiende por teatro isabelino, al teatro que se escribió e interpretó en Inglaterra durante el reinado de Isabel I (Elizabeth I, reinó de 1558 a 1603), de quien toma su nombre. Muchos estudiosos incluyen también dentro del teatro isabelino, el reinado de Jacobo I (James I, reinó de 1603 a 1625). Ya que varios dramaturgos como William Shakespeare y Ben Johnson comenzaron sus carreras bajo Isabel I y mantuvieron su éxito durante el reinado de Jacobo I. Algunos críticos consideran que la era del teatro Isabelino, termina aproximadamente con la muerte de éste Rey, visto que para aquel entonces, la gran mayoría de los autores habían muerto. Otros extienden esta época, hasta 1642, fecha en la que estalló la Guerra Civil Inglesa y se prohibió la representación de obras teatrales.

    Existen un cúmulo de razones históricas y políticas que permitieron el desarrollo del teatro isabelino, alguna de ellas son.


-          Ruptura de la corona inglesa con la iglesia católica:
      Durante el reinado de Enrique VIII (Henry VIII reinó de 1509 a 1547), el gobierno inglés rompió relaciones con el papado, medida que fue reafirmada luego por Isabel I. A partir de entonces, la Iglesia no tuvo poder para censurar los libros ni las obras teatrales en dicho país. Si bien Inglaterra, estaba lejos de garantizar la libertad de expresión de la forma en la que lo hace una democracia moderna, posiblemente fuera el país europeo que contaba con mayores libertades al respecto.

-          Desarrollo de una teología protestante:
         En la medida que Inglaterra se alejaba del catolicismo, fue acercándose al protestantismo. Para la tradición protestante resulta de fundamental importancia, que cada cristiano pueda tener un acceso personal a la Biblia e interpretarla según sus intereses y posibilidades. Por esta razón, los países protestantes, mantuvieron hasta el siglo XIX, una mayor tasa de alfabetismo que los católicos y los ortodoxos. En lo que refiere al teatro, Inglaterra contaba con un buen porcentaje de personas con las habilidades básicas para formar parte de una compañía teatral.

-          Predominio de la vida urbana: 
         Durante toda la Edad Media, ninguna ciudad europea había superado los pocos miles de habitantes (siendo Roma y Constantinopla las únicas excepciones). Sin embargo, en torno al año 1350, comienza a concentrarse población en ciertos centros comerciales. Es en esta época que Londres se consolida como la capital inglesa y la ciudad más poblada del país. El desarrollo de grandes centros urbanos, facilita el surgimiento de ofertas culturales y de esparcimiento, entre ellas, el teatro.

         
-            Incremento del comercio inglés:
        Durante el gobierno de Isabel I, Inglaterra se estableció como una potencia marítima, con colonias en América del Norte y un fluido comercio con África y el resto de Europa. Esto generó dos importantes consecuencias para el teatro isabelino. La primera de ella, fue un sustancial enriquecimiento de la sociedad inglesa en general. Existiendo un significativo número de ingleses que ya tenían sus necesidades básicas satisfechas, podían gastar parte de su dinero en actividades recreativas como ir al teatro.
      En segundo lugar, un importante flujo comercial, tiene como consecuencia un importante flujo comercial. Los ingleses no sólo importaron mercancías del resto de Europa, sino también libros, especialmente importante es la influencia que tuvo la literatura italiana, quienes por aquellos tiempos estaban re descubriendo y traduciendo clásicos de la antigua Roma y Grecia.


    El teatro isabelino no es un movimiento, tan sólo un grupo de autores que escribieron teatro en el mismo país y en la misma época. Justamente es debido a esta coincidencia de fecha y lugar que es posible identificar algunas características generales a todo el teatro isabelino.

-          Teatro de entretenimiento:
        El teatro isabelino, funcionaba en grandes rasgos de igual manera a cómo funciona hoy en día. Un grupo de actores que ponía una obra en escena y cobraba entrada con la finalidad de ganar dinero. Al igual que en nuestros tiempos, el público pagaba la entrada porque buscaba entretenerse. Esta lógica teatral puede parecernos obvia para nuestra época pero no ha sido siempre la norma de la cultura europea. En la Antigua Grecia y en la Edad Media,  el teatro era parte de ciertas celebraciones religiosas y no tenía una finalidad comercial.  
        Por lógica, las obras teatrales que se ofrecían debían resultar atractivas para la mayor cantidad de público posible. Se apostaba a las tramas ágiles, que mantuvieran enganchados a los espectadores. En las tragedias era común que existieran uno o dos personajes que funcionaran como comic relief, es decir un contrapunto cómico a los sucesos trágicos que ocurrían en la obra.

-          Ausencia de mujeres en el escenario:
           Socialmente estaba mal visto que las mujeres se dedicaran a la actuación. Por esta razón todos los papeles, eran interpretados por actores varones, dándole a los actores más jóvenes y con rasgos más delicados los papeles femeninos. Por increíble que pueda parecernos, la primera vez que el mundo vio en escena a “Romeo y Julieta”, era un hombre quien daba vida a Julieta.




-          Ruptura de las unidades aristotélicas:
         En el siglo IV ac, el filosofo Aristóteles, estableció que las obras teatrales debían tener unidad de acción, de tiempo y de espacio. Lo que en líneas generales significaba que las obras debían desarrollarse en una única locación, transcurrir virtualmente en tiempo real y tener una única línea argumental. Durante prácticamente mil años, la concepción aristotélica fue la norma del teatro europeo. El teatro isabelino rompió con estas normas, utilizando saltos en el tiempo y en el espacio, como entremezclando varias líneas argumentales en una misma obra.

-          Complejidad psicológica:
    Los dramaturgos de esta época trataron de componer personajes psicológicamente creíbles. Lejos de crear personajes que son exclusivamente malvados o virtuosos, preferían los matices y la evolución interior de los mismos. Así por ejemplo, MacBeth, es al principio de la obra uno de los súbitos más leales al Rey Duncan y un estimado compañero de los otros nobles de Escocia. Tras su encuentro con las brujas, comienza a gestarse la ambición por la corona. Inicialmente duda entre satisfacer su ambición y matar al Rey o permanecer leal a él. Finalmente opta por cometer traición y luego debe continuar con una serie de asesinatos políticos para permanecer en el trono, manchando su mano con la sangre de varios que consideraba sus amigos. Sin embargo, Macbeth no sea regodea en su maldad, sino que es constantemente acosado por la culpa de sus actos. Macbeth es a la vez el protagonista y el villano de la obra y si bien el público suele sentir rechazo por las acciones que realiza, también siente pena por él cuando muere.

-          Uso del patrón yámbico:
         El patrón yámbico, consiste en versos de 10 sílabas, en las cuales se va alternando una sílaba corta y una larga, generando un ritmo muy particular que es propio del teatro isabelino. Como en español no existe un equivalente al patrón yámbico, se suelen traducir las obras al formato de prosa.

-Teatro dentro del teatro:      
       Era común en el teatro isabelino, que las obras mantuvieran y presentaran cierta reflexión respecto a la actividad teatral y que dentro de la propia obra se muestre algunos personajes interpretando una obra de teatro. Está obra dentro de la obra puede ser un elemento lateral a la trama o uno de los principales nudos de la historia.

-Escasa importancia a  la originalidad y la propiedad intelectual:

        La idea de que la originalidad es uno de los principales elementos a tener en cuenta a la hora de valorar cualquier obra artística, surgió en el Siglo XIX. Por lo tanto el teatro isabelino no participó de tal concepción. Los dramaturgos no tenían el menor problema en copiar obras de otros autores, adaptándolas a las posibilidades de su propia compañía teatral. Muchas veces reciclaban al formato teatral leyendas populares, novelas y episodios históricos.
               

     Como forma de acceder a un mejor conocimiento de la era isabelina y de su teatro, recomendamos ver las siguientes películas. Las cuales no mantienen siempre una estricta descripción de los hechos históricos pero si logran una muy buena adaptación de la época y de sus usos sociales.

Elizabeth (1998) de Sherhar Kapur
Elizaabeth: La edad de oro (2007) de Sherhar Kapur
Shakespeare apasionado (1998) de John Madden
Anónimo (2011) de Roland Emmerich



   

    

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